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Capítulo 34

Henry estaba sentado en la gruesa alfombra fuera del dormitorio, una pierna doblada, la otra estirada descuidadamente. Su rostro estaba envuelto en sombras, con el ceño fruncido en una expresión que no podía descifrar.

—Henry —dije subconscientemente—, ¿estás realmente herido? Las palabras se sentí...