Read with BonusRead with Bonus

Capítulo 230

Examiné cuidadosamente el rostro del niño herido, sintiéndome culpable a pesar de no saber qué había pasado. La herida no era grande—de unos dos centímetros, justo debajo de su ojo.

Cuando me di cuenta de que si la lesión hubiera sido un poco más alta, podría haber dañado su ojo, un escalofrío reco...