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6- La belleza de Luna descubierta

Fiorella Rossi.

Una  expresión de satisfacción invadió el rostro de Alessandro.Nos miramos fijamente y no sabía qué decir.

Él tomó la palabra y en un tono despectivo expresó:

— Señora Zanetti, pensé que no la vería más por aquí,¿o tal vez deba decir ex señora

Zanetti?

Yo permanecí callada dispuesta a recibir los insultos que él tenía para decirme

— ¿Qué haces aquí?,¿Vienes a pedir Piedad para tu padre?,¿O quieres terminar lo que empezamos?-.El desprecio en sus palabras era evidente.

Pensé en darme la vuelta y dejarle con la palabra en la boca,pero soporté sus insultos por mi padre,él no merecía perder su empresa.

Me parecía una burla del destino que yo hubiese estado a punto de darle mi pureza a ese monstruo,me sentí enojada y confundida.

— Dime algo,Alfa Alessandro. ¿Disfrutas verme humillada?,¿quieres verme de rodillas?-El enojo ardía en mi interior.

— Te equivocaste si pensabas que te ibas a burlar de mí,date cuenta  que tengo la sartén agarrada por el mango.—Recalcó con desprecio —Tenemos un trato chiquita y si lo incumples no me pondré la mano en el corazón para destruir a tu padre.

Nunca en mi vida me sentí tan humillada,esas palabras eran dardos que se clavaban en mi corazón.

— Eres un hombre cruel y desalmado,te mereces que Diana te haya puesto los cuernos.

La sonrisa cínica se le congeló al oír mis palabras,extendió su mano y luego la bajó,por  un momento pensé que me daría una bofetada.

— Respeta a tu esposo.

— No somos nada ,si estoy de regreso. —Dije con frialdad mientras lo miraba de forma desafiante— Es por mi papá.

Él se acercó  y me besó a la fuerza,lo empujé y casi se cayó.

— Qué te pasa loba infeliz.Quieras o no vamos a consumar el matrimonio.

— Podrás tener mi cuerpo,pero mi alma jamás la tocaras.

— ¡No sea cursi!,yo no quiero tu alma,con que  traigas al mundo a mi heredero no me importa.

— Queda más que claro que esto es solo una transacción comercial.

Estábamos frente a frente y nuestras narices rozaban de forma desafiante.

— Sube a  darte un baño que hueles a muerto y luego vas con mi padre para simular que todo anda bien.

— ¡Sí mi general!

—No me da risa, Mi padre sigue exigiendo un heredero y al verte ir me amenazó con quitarme la herencia si no hago su voluntad.Todo por tu culpa,¡Eres estúpida!

No pude evitar que un par de lágrimas se me escaparan de forma involuntaria.

Subí a la habitación y me di un largo baño de tina.Me Coloqué un traje de falda larga a cuadros.

Al salir al pasillo mi esposo al verme se cuajó de la risa.

— ¡Querida esposa!,¿de qué circo has salido?

— ¡Lo siento!, no tengo más ropa.

Seguí mi camino y lo dejé parado en el pasillo,toqué la puerta de la habitación de mi suegro.

— Adelante,¿Eres tú?,pensé que no te vería de nuevo por aquí.

— Nada más fue una pelea de recién casados,papá.

El viejo  con mirada prepotente me estudió el rostro y su mano arrugada hizo un gesto de advertencia.

— Más vale que no me estén engañando. Ya sabes que si no hay nieto dejaré a tu padre en la ruina.

Me miró con cierto aire de frialdad,sentí miedo,

era un hombre que no amenazaba en vano.

Mi mente evocó un recuerdo de meses anteriores,mi madre y mi hermana hablaban en secreto de que una de las sirvientas se había metido en la cama de Alessandro para simular un embarazo.

Esa misma mujer había aparecido muerta en un basurero,semanas después.

—Yo no acostumbro a mentir y de paso le digo que mi marido y yo vamos a esperar un tiempo antes de procrear.

Mi suegro arrugó la cara,yo no quería ponerme de malas con el padre de mi esposo.

— ¿Qué van a esperar?

— Los dos somos jóvenes y tenemos toda una vida por delante, no hay prisa.

Su risa chocante me causó rabia .

— El Alfa de la manada debe tener descendencia.Si no hay niño,¡Ay de tu familia!

Asentí algo atemorizada, sabía que el viejo hablaba en serio y si las cosas no se daban como mi esposo pensaba yo pagaría los platos rotos.

El señor Zanettí me vio temblorosa y pálida y soltó una carcajada siniestra.

—¡Eres más débil que tu hermana!,espero que no le hagas una igual a mí hijo,aunque se lo merecía por tarado—.Encendió un cigarrillo y le dio una fumada para luego soltar el humo en mi cara—.Yo le advertí que le diera  una recompensa a Diana,pero el tarado le pidió matrimonio.

— Lo hizo por agradecimiento.

—Es un idiota,no la conocía y tan solo al verle el collar…. En fin

esos secuestradores no  iban a matar al futuro Alfa por eso me negué a pagar rescate.

— ¿Dijo el collar?—

Mi suegro no me respondió,en ese momento solo pude pensar:

“¡Dios mío!,¡No puede ser!,yo lo salvé.”

El anciano  me exigió que lo dejara solo.

Un sentimiento de vacío se apoderó de mí.

Me fui a llorar a mi habitación,una voz muy clara me sacó de mi trance.

Era mi lobo interno que al ver mi sufrimiento vino a darme su apoyo.

“No te derrumbes, Alessandro es tu alma gemela”.

— Claro, si no lo fuese me hubiera matado.

—Son almas gemelas—insistió con devoción—Lo que pasa que él no lo sabe todavía.

Mi lobo interno me aconsejó que lo tratará con dulzura y comprensión.

Alfa Alessandro entró en la habitación y me miró como si estuviera loca.

— ¿Ahora hablas sola?

—Lo que pasa es que yo..

—No me digas nada,quiero que vayas de tienda y compres ropa elegante.

Me miró de forma burlona mientras extendía su mano para darme su tarjeta de crédito.

— No sé mucho de estilo,además me gusta mi ropa.

— No te estoy preguntando tu opinión,obedece y listo.

Lágrimas contenidas y ese nudo en la garganta que no acaba de bajar.

— Sí,mi Alfa.Yo pondré de mi parte para que esto funcione.

Alfa Alessandro estaba decidido a acompañarme de compras, y era claro que su objetivo era influir en mis elecciones de ropa.

Desde el principio, se mostró rígido, con una expresión de desdén mientras me veía probarme diferentes prendas.

Su rostro oscilaba entre gestos de desaprobación,en los que expresaba su desacuerdo con lo que elegía, y momentos en los que parecía embelesado por mi apariencia.

Las impresiones encontradas en su rostro eran difíciles de descifrar.

Después de las compras, decidimos pasar por un salón de belleza de renombre, donde él,

Con evidente confianza en las habilidades del estilista, le dijo:

— Aquí te la dejo, sé que no haces milagros, pero tengo fé en que la dejarás presentable.

El peluquero, conocido por transformar a celebridades y personalidades de la alta sociedad, sonrió.

— No se preocupe, haré una obra de arte.

Cuando Alessandro me miró, su reacción fue inconfundible; casi se le salía la baba al ver el resultado. Solo pudo murmurar:

— Fifi… Fiorella.

La belleza que ahora veía era un descubrimiento para él.

— ¿Complacido,esposo mío?

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