




3- La advertencia
Fiorella Rossi.
Esa mañana la discusión entre mi Alfa y su padre retumbó en mi cabeza.
Era un don heredado de mi abuela,ella también podía escuchar a distancia.
“No pudo permitir que padre e hijo se peleen de esa manera “
Corrí a la cocina de inmediato mientras ellos discutían.
—Estoy harto de que usted, padre, intente controlar cada aspecto de mi vida,yo salvé nuestra empresa, ahora intenta arrebatarme el control.
— Ya deja la sensibilidad,acepta que te equivocaste al casarte con esa.
— Padre deja de insistir en el tema,Fiorella no es la más bella,pero es la mujer que amo.
Cerró la puerta con fuerza. Sin embargo, para su sorpresa, se encontró de frente conmigo en la entrada.
Yo traía una bandeja con dos vasos de agua,me sonrojé un poco.
—No sabía que tenías la costumbre de escuchar las conversaciones de los demás —dijo frunciendo el ceño.
—Solo quería traerles un poco de agua.
Bajé la cabeza, y el rubor en mi rostro empezó a desaparecer.
Alessandro tomó uno de los vasos de agua que llevaba y bebió un sorbo.
—Gracias por el agua. En cuanto a la persona de adentro, ya se va. No hace falta que le lleves nada.
Se dirigía hacia su habitación, pero yo lo detuve.
—Dijiste que me amabas...
—Solo para fastidiar a mi padre.
No me sorprendió ver la expresión tranquila pero herida en su rostro.
Quería salir corriendo de allí,cuando acepté ser su esposa jamás medí la magnitud de las consecuencias.
Ese día lo pasé deambulando por el jardín y apenas cayó la noche me fui a dormir sin probar un bocado.
A la mañana siguiente me desperté temprano, lo busqué por toda la mansión.
— Aquí tiene su café,Luna—La sirvienta se mostró seria.
— Gracias,¿mi esposo ya se fue?
— Sí,con su permiso me retiro.
Me pareció que la empleada era de pocas palabras.
Con curiosidad, me acerqué a la cocinera y le pregunté sobre los gustos gastronómicos de mi esposo
— Dime que le gusta más a mi Alfa.
— A nuestro Alfa nada le agrada,su paladar y sus gustos son exigentes.
Volví a insistir,deseaba preparar comida para Alessandro.
— Debe haber algo que pueda hacer para agradar a mi marido.
Ante mi insistencia
su respuesta resonó en el aire de manera burlona:
— Si tienes tiempo libre, podrías ocuparte del jardín.
Las risas cómplices de la manada saturaron el espacio.
En Luz de luna mi presencia no era vista con buenos ojos.Por un momento pensé en regresarme a vientos del este a vivir con los míos.
“Debo ser fuerte”
Pensé en ese momento y con determinación en los ojos, decidí convertir aquella sugerencia despectiva en un desafío personal.
El jardín,lucía muy descuidado así que tomé las herramientas de jardinería y me puse manos a la obra.
“Le daré mi toque femenino a este jardín “.
Con cariño y dedicación, arranqué las hojas marchitas y planté flores nuevas.
Le imprimí tanto amor a mi tarea que por un momento me olvidé de mis malos ratos.
A medida que las horas transcurrían, el jardín cobraba vida de nuevo.
Mi madre llegó de visita a la mansión y me encontró bañada en tierra con las manos polvorientas y una tonta sonrisa.
—¿Te volviste loca?,¿acaso no hay jardineros en esta mansión?
—¡Mamá!,me alegra verte— .Corrí a darle un abrazo y ella me detuvo con su mano en alto.
— Ni se te ocurra tocarme,este traje es muy costoso.Dime más bien,¿que has hecho para ayudarnos?
Una visita de cortesía de mi madre era mucho pedir,ella estaba interesada y su instinto de madre hacia mí estaba bloqueado.
— Mi esposo pagó todas nuestras deudas,yo tendré los documentos de un momento a otro.
—Este marido tuyo es una mina de oro,espero que le des un bebé para que lo retengas y por favor arréglate que pareces una sirvienta.
El padre de mi esposo salió a caminar por el jardín y mi madre se apresuró a adular.
—Excelentísimo Alfa,es un gusto verlo—. Expreso mi madre.
El prepotente anciano la miró de reojo y la dejó con la mano extendida.
— ¿Mi hijo permitió que tocaras las flores?—Me preguntó de inmediato.
— No lo sabe,es una sorpresa que le tengo,¿Cree que hice mal?
— Sorpresa la que me llevé yo cuando me enteré que había cambiado a la novia—Me miró en forma despectiva—En fin lo único que justifica tu presencia aquí es que deseo un nieto,si eres inteligente puedes lograr mucho,en caso contrario tu familia se quedará en la calle.
Mi suegro nos dio la espalda, llevé a mi madre a la sala.
—Más te vale,huevo sin sal,que te preñez de Alfa Alessandro,¡Ay de tí!,si quedamos en la calle no te las va acabar—Mi mamá me amenazó con el dedo índice y luego tomó su bolso y el abrigo de piel y se marchó.
Horas más tarde llegó mi esposo y lo llevé al jardín para darle la sorpresa.
— ¿Qué rayos?,yo no te ordené tocar mi jardín,este lugar es mi templo sagrado.
— Lo siento,yo no sabía que..
— No permito que toquen las flores,¿que carajos pasa por tu cabeza?
Sus gritos iban tomando intensidad y su cara se tornaba más colorada.
Yo me escabullí y corrí a la habitación bañada en lágrimas.
— ¡Abre la puerta!
— No,tú me das miedo.
— Peor para tí,la voy a derribar.
Tome varias sábanas y las amarré del balcón, me escurrí por ellas hasta que toque el suelo y salí corriendo.
Toqué a la puerta de mi casa y mi padre me reprendió de gran manera:
— Niña tonta,todas las parejas se pelean,vuelven con tu marido o quieres que quedemos pobres.
La lluvia se confundió con mis lágrimas, temblando de frío tomé un taxi de regreso.
Huérfana del cariño de mis padres y cautiva de un hombre que parecía odiarme así me sentía.
La familia Zanetti
tenía una fiesta de gente aristócrata y todos voltearon a verme empapada de pie a cabeza.
La blusa se pegó a mi cuerpo y se veían mis pezones.
— ¡Buenas noches!-Fue todo lo que pude decir.
Mi esposo estalló en furia de nuevo y me tomó de brazo para llevarme a la habitación.
— Error número dos,te advertí que no deberías dejarte ver.
Yo hice silencio y dejé que me insultara y sacara todo lo que llevaba dentro.
Mis lágrimas salían a borbotones y él no sintió ni la más mínima piedad hacia mí.
A ese punto ya empezaba a cuestionar mi sacrificio.
— ¡Lo siento!-. Esa frase la estaba repitiendo con demasiada frecuencia.
Él me miró como si quisiera matarme y retrocedí hasta encontrarme con la pared.
Sentí sus manos en mis hombros y cerré los ojos esperando que me sacudiera.
— ¡Abre los ojos!, ¡mírame!,Voy a ser franco contigo,¡No eres la dueña de está mansión!
— No me creo dueña de nada,intento ser agradable,pero contigo no se puede.
Su mirada era distante y triste por un segundo puede ver el dolor que llevaba dentro.
Ese instante de debilidad fue fugaz,ya luego me miró con frialdad y prepotencia.