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CAPÍTULO 41

CAPÍTULO 41

Vincenzo entró en la cabaña despacio, como si un paso en falso pudiera romper algo irrecuperable. Carolina estaba sentada junto a la ventana, peinándose el cabello. Se giró al oírlo, y su mirada se endureció.

—¿Qué haces aquí? —preguntó—. No quiero estar contigo. Déjame ir, yo no soy l...