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CAPÍTULO 30

Capítulo 30

Vincenzo parpadeó, incrédulo. Las palabras de su madre colgaban en el aire, pesadas, difíciles de digerir.

—¿Qué estás diciendo? —preguntó con voz baja, aunque el temblor en sus manos lo delataba—. Tú siempre estuviste en contra de que Carolina fuera mi destinada. ¿Por qué ahora sí? ¿Q...