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Zonas grises

¡Qué mal estaba de la cabeza! Lo normal, lo sano, tendría que haber sido tratar de convencerlo de que la violencia no iba a solucionar nada. Pero cuando vi ese rostro hinchado como una pelota, con hematomas negros y morados, con el ojo en sangre, sentí ganas de llorar. Y la rabia me dio calor.

¿Cóm...