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Tres formas de querer

Violeta dormía en el asiento del copiloto. La autopista estaba desierta y solo se escuchaba el motor del auto. Las luces de los postes pasaban iluminándole la cara cada tanto. Me daban ganas de despertarla, pero me contuve.

Algo se había transformado entre nosotros. Ya no era ese tira y afloje cons...