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Quiero todo de ti

Le llené la espalda de besos con la boca abierta. Después de hacerla venirse, la piel se le ponía tibia, más suave. Tenía puesto uno de esos harapos que parecen que se sostienen solo con los senos, que dejan toda la espalda al descubierto.

Era tan hermosa, una delicia, una locura. Estaba logrando q...