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La madre de mi hijo, mi puta perfecta

Ese apartamento se había convertido en otra Essenza. No era la tienda lo que le daba vida, era ella con sus aromas.

Fui a buscarla porque pasé dos noches durmiendo solo y, si la dejaba, iban a ser tres. Quería verla, tocarla, besarla, mal acostumbrado a despertarme con ella al lado.

No me escuchó ...