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Tocar sin pensarla

Nueve meses después de que Violeta se fue, el viejo, mi viejo, se murió. Un infarto mientras dormía. Hasta para eso se acomodó las cosas a su antojo. Mamá estaba desolada, destrozada. Matteo, triste y todo, porque él lo adoraba, intentaba consolarla.

A mí me cayó como un baldazo de agua fría. Y aun...