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La caída

Eran como las cinco de la mañana cuando esos hijos de puta me dejaron salir. Sofía estaba con la hermana esperándome. No llamé abogados ni a mi padre. Cuando me dieron el teléfono me di cuenta de que no tenía a nadie a quien avisarle, solo a ella.

—Casi se lo lleva la grúa —fue lo primero que me di...