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Advertencias amistosas

—No sé por qué hablo contigo.

Pablo parecía un crío con juguete nuevo; le faltaba saltar. Tenía que hablar de Violeta, sacar en palabras las cosas que me provocaba esa mujer.

Y esa noche, Cristóbal y mi amigo eran los únicos que podían oírme. Lo quiero mucho; es un perfecto imbécil, pero siempre h...