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Baila en la pelota

Pasó una semana en un torbellino de aislamiento. Mi puerta permaneció cerrada como prometido, las comidas entregadas por sirvientes que nunca hablaban. Frost me visitaba diariamente, cambiando mis vendajes y sentándose en silencio mientras yo comía.

Kaius no regresó. Su ausencia fue tanto un alivio...