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Reclamado por dos

El hecho de que él pidiera permiso cuando claramente no tenía ninguno era extraño. Me daba la ilusión de elección. Asentí, incapaz de hablar.

Frost se movió entre mis piernas, su erección rozando mi entrada ya empapada unas cuantas veces antes de deslizarse sin esfuerzo, enviando una sacudida de pl...