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Cicatrices que hablan

Me enderecé, obligándome a mantener su mirada a pesar de que cada instinto me gritaba que mirara hacia otro lado. Sus ojos—del mismo ámbar que los de Kaius pero más duros, más fríos—me estudiaban con desapego clínico.

—¿Eres la compañera de mi hijo? —preguntó, su tono dejaba claro que encontraba la...