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Sangre y culpa

Me despertó un suave golpeteo en la puerta. La tenue luz de la mañana se filtraba a través de las cortinas, proyectando largas sombras en la habitación. Por un momento, me permití el pequeño consuelo de olvidar—olvidar el demonio que crecía dentro de mí, olvidar mi nueva sed de sangre, olvidar que h...