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Capítulo 160: Las rosas no pueden arreglarlo todo

El enojo de la mañana se había enfriado hasta quedar en un leve hervor. Ella agarró un poco de agua y se dejó caer en una silla junto a la ventana, observando cómo las sombras se alargaban en el patio.

Su mente volvió a la cirugía de ayer—siete largas horas enfocadas como loca, sus manos firmes inc...