Read with BonusRead with Bonus

Rosas

Pasaron dos semanas desde aquella noche. Dos semanas en las que el tiempo se midió por los medicamentos, los cambios de vendaje, las visitas de los médicos y las noches sin dormir. El dolor era constante, pero con él vino algo que me sorprendió más que cualquier herida o cicatriz: Kendell.

No se mo...