Read with BonusRead with Bonus

Esperanza

El celular vibró en mi bolsillo. Miré la pantalla.

Mamá.

Tragué saliva. No tenía fuerzas para hablar con nadie, menos con ella. Pero si no contestaba, vendría al hospital solo para hacer un escándalo.

Deslicé para atender.

—¿Sí?

Su voz llegó como una cuchilla.

—¡¿Tú estás loco, Kendell?! ¡¿Qué...