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Deseo

El trayecto de regreso a casa fue un susurro de silencio y miradas cargadas. Mis pies dolían, mis párpados pesaban, y aun así, cada vez que me giraba a mirarlo, ahí estaba él: Kendell, al volante, con la mano firme sobre mi muslo, como si no pudiera dejar de tocarme.

Habíamos salido del evento ...