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No es para mi

El timbre del teléfono retumbó en la sala en silencio. Me giré para mirar la pantalla y, al ver el nombre de Kendell, respiré hondo antes de deslizar mi dedo para contestar.

—Ana —dijo su voz profunda, con ese tono que siempre usa cuando intenta sonar casual, aunque por dentro esté lleno de tensión...