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Una visita

Desperté sola.

La habitación estaba silenciosa, apenas iluminada por un rayo perezoso de sol que se colaba entre las cortinas. El aire estaba impregnado de su colonia, una mezcla de madera y menta que se me quedaba pegada en la garganta. Miré a mi alrededor con lentitud. Todo seguía igual: la n...