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Capítulo 36: Subordinado viscoso

El sonido de los pájaros cantando llega a mis oídos, haciendo que me despierte lentamente. Desorientado por no recordar cómo me quedé dormido, abro los ojos apenas una rendija, el amanecer se asoma por la ventana y el sol comienza a entrar.

Mañana. Ni siquiera puedo recordar la última vez que dormí...