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Capítulo 107: Obviamente es obra suya

Miro la tabla en mi mano, revisando la ficha del paciente, mis dedos moviéndose casi mecánicamente mientras ajusto el goteo del suero conectado a su brazo. El olor estéril del hospital se adhiere a mí como una segunda piel, las luces fluorescentes zumban levemente arriba. Mi paciente, un anciano con...