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Pequeña fierecilla 18+

—Ay Diosito, no me atrevo a tocar la puerta —traga grueso y su respiración se torna agitada—. Rayos… no me puedo alterar, Kiara, debes cuidarte, no tienes por qué sentir nervios, solo le traes la cena porque eres caritativa —habla mentalmente—. Tú puedes, solo toca la jodida puerta… —frunce el ceño—...