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ERRORES SIN JUSTIFICACIÓN

—¡NO! ¿Qué demonios? Déjame ir sola, no necesito tu compañía —respondió Charlotte, con la voz algo entrecortada.

—¡Está bien! Tranquila —dijo Dorian, dejándola ir.

Al llegar a los baños, Charlotte se encontró con Federick y Helen, que ya estaban listos para irse. La imagen de ellos, sonriendo y a...