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UNA RENUNCIA NO ACEPTADA, UN DESEO CONCEDIDO II

—¿Qué es lo que te preocupa ahora, Charlotte? ¿Que yo sufra? ¿Así de insuperable soy?

Se acercó lentamente a mí, provocando que me pusiera nerviosa y que perdiera el control de mis sentidos. Tragando saliva, di un paso hacia atrás y me encontré atrapada entre él y el escritorio.

—¿Insuperable? N...