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LA PAZ NO QUIERE REINAR II

—Sí, creo que es eso, estoy nerviosa porque aún me gustas mucho, Federick Maclovin, aunque ya tienes patas de gallina y líneas de expresión.

Federick frunció el ceño y se separó ligeramente de ella.

—¿Será porque han pasado unos cuantos años, miss diversión?

—Claro, yo debo estar igual, Mr. Gr...