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Capítulo cincuenta y ocho 58

Sofía no se movió ni apartó la mirada. Observó cada una de sus facciones, su cuerpo rígido y la forma en que sus dedos se aferraban a los bordes de la mesa.

—Necesitaba entenderte —dijo con sinceridad—. Quiero ayudarte a sobrellevar tu sufrimiento y hacerte ver que no tuviste la culpa de su muerte—...