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Capítulo cuarenta y tres 43

A la distancia, la joven que entregó las flores apenas había dado unos pasos cuando una sombra se interpuso en su camino. Ernesto, vestido de negro, con su postura rígida y su expresión inescrutable, la observó con intensidad.

—Soy el guardaespaldas de la señorita Olivia. ¿Quién te dio esas flores?...