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Capítulo treinta y cinco 35

Dante, al escuchar la palabra "herida", supo que se trataba de su esposa. Sus ojos se abrieron con sorpresa y una profunda preocupación. Sin pensarlo, le arrebató el teléfono a Alan y, mirándolo fijamente, gruñó:

—Me debes una explicación —Luego, se llevó el teléfono a su oreja y, con urgencia, pre...