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Capítulo treinta y dos 32

Al llegar frente a la puerta, Ava agarró la manilla y la giró. Al abrirla, sus ojos se encontraron con una escena alarmante: en el sofá, una mujer luchaba desesperadamente por liberarse de un hombre de unos cincuenta años. En ese instante, Ava intuyó que se trataba de Fernando.

—¡Suelte a esa mujer...