Read with BonusRead with Bonus

Capítulo 5. El verdadero enemigo.

POV de Tommasi.

La noticia que Brandon me trajo fue como música para mis oídos.

—Papá Harris ha muerto —dijo, y una sonrisa cruel se dibujó en mi rostro. Por fin ese viejo zorro había mordido el polvo.

Durante años, Harris había sido una espina clavada en mi costado, un rival que se había atrevido a desafiar mi poder. Ahora que estaba fuera de mi camino, el tablero estaba listo para que yo hiciera mi movimiento.

—Bien. Que se pudra en el infierno. Ese maldito creyó que podía jugar conmigo, pero yo siempre estuve un paso por delante. Ahora que está muerto, sus planes se desvanecen como humo.

Brandon asintió, y su rostro reflejaba mi propia alegría.

—¿Qué sigue, padre? —preguntó.

—Lo que siempre debió ser —respondí, mientras mis ojos brillaban con ambición—. Ahora reclamaremos lo que es nuestro. Sin Harris, nadie se interpondrá en nuestro camino. El imperio Tommasi se expandirá y aquellos que se atrevan a oponerse a nosotros sufrirán las consecuencias.

La muerte de Harris fue un regalo, una oportunidad para consolidar mi poder y aplastar a mis enemigos. El mundo temblará ante Lorenzo Tommasi, el jefe de la mafia italiana implacable e incorruptible.

De pronto, mis ojos se clavaron en Brandon, y la euforia por la muerte de Harris se mezcló con una fría determinación.

—Ahora, hijo —dije con voz cargada de amenaza—, debemos ocuparnos de Alexander Ivanov.

Brandon me miró, la incredulidad nublando sus rasgos.

—¿El ruso? ¿El de los negocios de armas y el casino?

—Exacto —respondí, y mi sonrisa se convirtió en una mueca—. Él también es una molestia, un peón que se cree con derecho a jugar en nuestro tablero. Es hora de mostrarle su lugar.

—Pero, padre... —empezó a decir Brandon, pero lo interrumpí con un gesto brusco.

—Sin peros, Brandon. Ivanov es un obstáculo que debemos eliminar. Cuando él esté fuera de nuestro camino, nadie se atreverá a desafiar nuestro poder.

De pronto, la pregunta de Brandon me pilló por sorpresa y esa sorpresa se mezcló con una sensación de sospecha.

—¿Y qué pasará con Ava? —preguntó, su voz cargada de una extraña... ¿Preocupación?

Lo miré con desconfianza.

—No me digas que te has enamorado de esa zorra —siseé, mi voz cargada de desprecio—. Aunque debo admitir que está muy buena. Y esas muchachitas tiernas son justo mi tipo.

Una sonrisa lasciva se curvó en mis labios.

—No te preocupes, hijo. Esa muchachita se convertirá en mi perra.

Brandon me miró de reojo y en silencio. No dijo nada, pero su mirada me advirtió que no le gustaba mi plan. Pero a mí no me importaba.

Ava era una pieza más de mi rompecabezas, una herramienta que podía usar y desechar a mi antojo. Y nadie, ni siquiera mi propio hijo, se interpondría en mis planes.

POV Alexander.

Un suspiro cargado de preocupación escapó de mis labios y dejó un peso en mi pecho. Harris se había ido y conmigo se había llevado una parte de mi tranquilidad.

Ahora, la promesa que le había hecho pendía sobre mí como una espada, como una constante advertencia de mi deber hacia Ava.

—Tenemos que encontrar una manera de acercarnos a ella —le dije a Dimitri en un susurro—. Necesitamos hablar con ella, explicarle la situación, pero con cuidado. No sabemos quién más está al acecho, quién podría aprovecharse de su vulnerabilidad.

—Lo sé —asintió Dimitri, mirándome seriamente—. Pero no será fácil. Harris la tenía bien protegida, y con razón. Sus enemigos no dudarán en usarla para destruirla.

—Por eso he desplegado un equipo de seguridad para mantenerla a salvo, al menos por ahora. Pero no podemos mantenerla aislada para siempre. Necesita saber la verdad y yo necesito cumplir mi promesa —expliqué.

—¿Y cómo planeas hacerlo? —preguntó Dimitri frunciendo el ceño—. Con todo el caos que nos rodea, acercarnos a ella sin levantar sospechas será todo un desafío.

—Lo sé —respondí, mirando fijamente el horizonte—. Pero encontraremos una manera. Ava merece saber lo que hablé con su padre y yo le debo mi protección.

—¿De verdad piensas casarte con ella, Alexander?

Lo miré fijamente con determinación.

—Sí, Dimitri. Le di mi palabra a Harris y voy a cumplirla.

—Pero es la hija de nuestro enemigo —insistió Dimitri, preocupado—. ¿Cómo puedes olvidar todo lo que ese policía nos hizo en el pasado?

—No lo olvido —respondí con voz entrecortada por el dolor y la determinación—. Pero Ava no es su padre. Ella es una víctima en todo esto, una pieza en un juego que no eligió jugar.

—Pero es arriesgado, Alexander —replicó Dimitri—. Casarte con ella nos pondrá en una posición vulnerable.

—Lo sé —respondí, mirando fijamente el horizonte—. Es un riesgo que estoy dispuesto a correr. No permitiré que pague por los pecados de su padre.

Dimitri me miró con una mezcla de incredulidad y curiosidad en los ojos.

—Te escucho convencido, pero no termino de creerme esto —dijo con escepticismo—. ¿Y cómo sería ese matrimonio? Conociéndote, Alexander, sé que tienes gustos... especiales. Y siempre has preferido a mujeres vírgenes.

Sonreí, un destello de diversión cruzó mis ojos.

—Será un matrimonio de apariencias, Dimitri —asentí con tranquilidad, pero firmeza—. Un acuerdo comercial, si quieres verlo así. Incluso haré que firme un contrato con cláusulas específicas.

Dimitri se rió, con un sonido incrédulo que llenó la sala.

—Un contrato —repitió sacudiendo la cabeza—. No confío en tu palabra, Alexander. Ava es una joven hermosa y tierna. No creo que puedas resistirte.

—No se trata de resistirme, Dimitri —dije con seriedad—. Se trata de cumplir mi promesa y protegerla. Nuestro matrimonio será un escudo, una fachada para mantenerla a salvo de quienes quieren hacerle daño.

—¿Y qué pasará después? —preguntó Dimitri, mirándome fijamente—. ¿Qué pasará cuando el peligro haya pasado?

—Eso lo veremos luego —respondí, con la voz cargada de incertidumbre—. Por ahora, mi prioridad es mantenerla a salvo. Y, si eso significa casarme con ella, lo haré. Dimitri, te lo aseguro, no pienso enamorarme de ella. Este matrimonio es un acuerdo, una transacción. Eso es todo.

Dimitri suspiró, sacudiendo la cabeza.

—Ay, Alexander —murmuró, preocupado y resignado a la vez—. En qué líos te metes, amigo.

Previous ChapterNext Chapter