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Capítulo 52. Una grieta

Sebastián

Los días comenzaban a desdibujarse.

Trabajaba por inercia. Firmaba contratos, aprobaba documentos, asistía a reuniones, pero en realidad… yo no estaba ahí.

Mi cabeza seguía encerrada en esa celda con ella.

Cada palabra de su carta me perseguía. Cada línea que le escribí se había con...