




NO EQUIVOCARME
La veo parada frente a la cuna de Sara, y una sensación muy extraña recorre todo mi cuerpo. Imagino a Lucia observando a nuestra pequeña como lo hace Amber en estos momentos y me es inevitable no sentir toda esta angustia.
—Es preciosa —comenta ella sinceramente y en un tono muy bajito irrumpiendo el silencio.
—Lo es. Es idéntica a su madre —añado y ella voltea a mirarme con una sonrisa en su rostro.
Puedo notar la confusion en sus mirada y sé que ella necesita saber toda la historia.
—¿Puedo preguntar qué ha sucedido con ella? —me pregunta y me llama la atención que no lo sepa ya que creia que solo me preguntaria los detalles.
Desde que la noticia de que he sido padre ha salido a la luz, mi vida se ha transformado en un tema de interés público. No me han dejado estar en calma; a cada momento me recuerdan lo sucedido y en más de una ocasión he sentido ganas de huir de muchos sitios.
—Vamos al salón —propongo y asiente.
Cierro la puerta de la habitación para no despertar a m hija, y me quedo en el pasillo.
—¿De verdad no sabes? Es que ha salido en todas partes —explico y niega con la cabeza.
—No voy a negar que me gusta tu música y tengo tus discos, pero no he seguido tu vida privada. Lo siento; es que no me parece justo que por ser cantante yo deba saber todo de ti —me dice y realmente me sorprenden mucho sus palabras.
—Amber, no tengo nada más que pensar. Llamare a Sandra y le diré que cancele la siguiente entrevista; quiero que tu cuides a mi hija. Necesito a alguien como tú para ayudarme en todo esto —le digo y ella se me queda mirando como si le hubiese dicho algo fuera de este mundo.
Sé que tal vez estoy siendo muy impulsivo, pero ella me esta demostrando con hechos los motivos por los cuales es la correcta para cuidar a mi hija.
—¡¿De verdad?! —exclama y luego sin que me lo espere me abraza.—. ¡Lo siento! —dice nerviosa y me suelta para luego dar dos pasos hacia atrás—. No volveré a hacerlo, lo siento —repite y niego.
—No te preocupes; estoy un poco acostumbrado a que me abracen —digo con una tímida sonrisa y es increíble que ella haya podido hacerme sonreír dos veces en un mismo día—. En cuanto a la madre de Sara... tienes que saberlo para así poder entender qué es lo que realmente espero de ti con mi hija —anticipo y hago una pausa—. Lucia falleció al dar a luz. Ni su familia, ni yo lo sabíamos, pero ella tenía una insuficiencia cardiaca que no le permitió sobrevivir en el parto. Es demasiado triste para mí todo esto y te juro que he intentado ser el mejor padre que puedo, pero me ha sido demasiado difícil. Necesito a alguien que pueda darle amor a mi pequeña. —confieso.
Su mirada sorprendida es demasiado diferente a la que he estado recibiendo últimamente, y es que me he acostumbrado tanto a que me miraran con pena, como diciendo "pobre chico la ha de estar pasando fatal." Supongo que es la imagen que he estado dando porque es lo que me sucede; la estoy pasando muy mal.
—Siento mucho lo de Lucia... en verdad es muy triste y no pretendo que me cuentes mucho más. Solo quiero dejarte saber que cuidare a tu hija con todo el amor del mundo —me dice y levanta su mano tal como si estuviese haciendo un juramento.
—Gracias, eso es lo más importante para mi —digo y respiro profundo—. ¿Por qué no me esperas en el salón mientras hablo con Sandra y busco tu contrato? —propongo y ella asiente con mucho entusiasmo.
[...]
Explicarle a Sandra por qué no necesito entrevistar a la otra candidata ha sido muy difícil, pero a la vez ella ha entendido que esto se trata de una decisión como padre y no como cantante. Busco el sobre con el contrato y regreso al salón.
Allí está sentada observando cada detalle y me mira tímidamente al verme llegar.
—El contrato no solo habla de tus honorarios, vacaciones, y demás puntos de lo que será tu trabajo; pero, como entenderás también incluye una cláusula de confidencialidad. No puedes decir nada de lo que sucede, como tampoco puedes publicar ninguna foto con mi hija —le explico y ella asiente.
—Entiendo perfectamente —dice mientras agarra el sobre y luego quita el contrato del sobre.
La observo leyendo cada detalle y me mira extrañada.
—¿Viviré aquí? —pregunta confundida.
—No es tan así. A lo que me refiero es que hay muchas veces que deberé irme a reuniones muy temprano, o que llegare demasiado tarde; en esos casos es preferible que te quedes aquí para que todo sea más sencillo. Acomodaremos una cama extra en el cuarto de Sara. Además, como podrás imaginarte; en los viajes iras con nosotros. En esas ocasiones es más sencillo que haya una suite con dos habitaciones para que no deba despertar a la niña cada vez que se quede contigo. Supongo que esos detalles los iremos ajustando según la ocasión, ¿tienes algún inconveniente con esto? —pregunto y ella niega.
—Ninguno —responde firme.
—En ese caso, fírmalo por favor —le pido mientras le entrego un boligrafo. Ella firma las paginas correspondientes y deja el contrato sobre la pequeña mesa que hay en el salón—. Bienvenida —pronuncio y ofrezco mi mano.
Estrechamos nuestras manos y sonríe.
—Me encantara cuidar a Sara —expresa con entusiasmo.
—Pues comienzas mañana —le dejo saber y asiente.
—Mañana a primera hora estaré aquí —responde con una enorme sonrisa y se pone de pie con la intensión de retirarse.
—Ocho de la mañana. Tengo una reunión a las diez —le aclaro y asiente.
Le estoy confiando lo único importante que me queda en esta vida; solo espero no equivocarme. No puedo hacerlo...