




LO QUE MI HIJA NECESITA
2 días después, 25 de septiembre
Madrid, España
Es otra de esas noches donde mi pequeña apenas me deja dormir; aunque la verdad es que apenas he conseguido dormir desde que ella se ha ido. Sobrevivo gracias a la cantidad de café y bebidas energizantes que bebo, y a pesar de que tengo claro que son pésimas para la salud no me queda otra opción. Es eso, o quedarme dormido en pleno escenario. Sé que mi familia se ha ofrecido a ayudarme con Sara, y en realidad lo han hecho durante las primeras semanas, pero no me parece justo que ellos detengan su vida por ella o por mí; ya suficiente la han detenido por mí en varias ocasiones durante mi carrera.
Aprovecho el instante de calma que me da el que ella se haya quedado dormida en la cuna después de haberle dado su biberón; y entro a la ducha para alistarme. Son las nueve de la mañana, y supongo que la primera candidata ha de estar por llegar en poco tiempo.
Una vez más los recuerdos me invaden, me es imposible no recordarla cada vez que entro a esta ducha. Las imagenes de las veces que me sorprendía inmiscuyéndose junto a mi bajo la cascada de agua mientras que mis ojos estaban cerrados a causa del champú me persiguen. Es ver la pared y recordar la cantidad de veces que la he acorralado contra ella y le hacía enredar sus piernas en mi para poder amarla con la locura que lo hacía. Tres años de noviazgo, y dos de casados... Ese ha sido el saldo de nuestra relación, y a eso le debo añadir la existencia de nuestra hija, una que amo, pero que a la vez me causa una sensación extraña por dentro.
El sonido del timbre me toma por sorpresa y sea quien sea, ruego que no toque una segunda vez; no quiero que despierte a Sara. Rápidamente cierro el grifo del agua, tomo la toalla, la enredo en mi cintura, y salgo del baño a toda prisa. Tocan el timbre una vez más, y antes de que haya una tercera vez; abro la puerta sin importarme si estoy listo o no.
Frente a mi hay una mujer bastante joven de cabello castaño oscuro y ojos miel me mira un poco sorprendida y luego se da la vuelta demostrando la vergüenza que le provoca la situación.
—¡Lo siento! —exclama levantando sus manos y dejándome en claro que las lleva hacia sus ojos. Los cubre y se da la vuelta—. Creo que he llegado temprano, pero soy Amber Serrano y he venido por el trabajo de niñera —me explica.
—No te preocupes, pasa, espérame aquí en el salón ya regreso. Por favor no hagas mucho ruido, la niña esta durmiendo —digo intentando no reírme de ella y creo que es la primera vez en mucho tiempo que alguien casi me hace reír.
—De acuerdo —dice y entra sin descubrir sus ojos.
Camino rápidamente hacia mi habitación.
—Ya puedes destapar tus ojos, ponte cómoda. —le digo a la distancia, pero no muy alto para no despertar a Sara, antes de cerrar la puerta.
Termino de secarme con la toalla y una vez que estoy completamente seco me visto. Vaquero, camiseta blanca, y zapatos negros. Me peino rápidamente y salgo de la habitación. Voy hasta el salón y la veo sentada en el sofá con un portarretrato en su mano.
—Lo siento, es que se me ha hecho tarde para ir a ducharme —digo y ella un poco asustada deja el portarretrato en su lugar y me mira seria.
—Perdón, no debí... ¿es su hija? —me pregunta y me extraña mucho que me traté de usted ya que es bastante joven para hacerlo.
—Trátame de tu —ofrezco y me mira—. Si, ella es Sara; mi pequeña princesa —digo y tomo asiento en el sofá opuesto al que ella está sentada. La observo con un poco más de detenimiento y me sorprende el tatuaje que lleva en su muñeca que dice "Love"—. Es muy bonito —comento señalando su muñeca y sonríe mientras lo mira.
—Es lo único que esta bien en esta vida. —expresa de una manera que llama mi atención.
—Si, aunque a veces duele mucho —murmuro y prefiero cambiar de tema—. Cuéntame, he leído la hoja de vida que le has enviado a Sandra, pero dime porque quieres este trabajo. Por lo que he leído tienes demasiada experiencia con niños, eres casi maestra —señalo algo confundido y me mira fijamente.
Ella hace una pausa y entiendo que pasa algo.
—Me gustaría contarte una historia que llame tu atención, pero la verdad es que no he terminado mi carrera. Me hubiese gustado graduarme y ser maestra de niños pequeños, pero la vida a veces no es muy justa y he tenido que tomar otros caminos. Una de las agencias para las que he trabajado me comento acerca de esta oportunidad, y honestamente no sabía que era contigo. Solo me han dicho que era con un artista que necesitaba que la persona pudiese viajar sin problema alguno, y ese es mi caso. Además de que necesito el dinero, claro está... —me explica y me agrada su honestidad.
—Me gusta tu sinceridad —comento y sonríe tímidamente.
—Me imagino que iras a verificar la información; no me sirve de nada mentir. La única verdad en todo esto es que adoro a los niños y me la paso de maravilla con ellos —pronuncia con mucha seguridad.
—¿Sabes que mi hija apenas tiene dos meses? ¿no? —pregunto con algo de dudas.
—Si, y eso es mucho mejor. Sé que para los hombres es muy difícil criar a una bebé solos, y si decides contratarme, te aseguro que tratare a esa pequeña como si fuese de mi familia; tengo tres sobrinos y adore pasar todos sus primeros años cuidándolos —relata con mucho entusiasmo y solo le puedo sonreír.
Quiero pensar que esto es lo que mi hija necesita. Alguien que este feliz y que pueda cuidarla como se merece. No sé porque, pero creo que Amber será capaz de darle a mi hija la felicidad que yo no puedo ofrecerle en este momento a causa de lo mal que me encuentro.
—¿Quieres verla? Esta durmiendo, pero al menos para que la conozcas —propongo y una enorme sonrisa se dibuja en sus labios.
—¡Claro que si, me encantara! —expresa feliz y se pone de pie rápidamente.
Me pongo de pie yo también y antes de seguir a la habitación de Sara, miro a Amber.
—Honestamente tengo una persona más que entrevistar, pero no sé porque siento que tu serás la elegida. Mi hija necesita alegría y tu te ves una persona muy alegre —comento y vuelve a sonreír.
—La vida me ha hecho así, de verdad te agradecería mucho esa oportunidad, si decides escogerme para cuidar a tu hija —expresa y tan solo asiento para luego seguir caminando hasta el cuarto de mi pequeña.