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Hora de marchar

—¡Ay, Virgen Santa! Camila, son ustedes. Me siento tan feliz de encontrarlas —exclama Gretta al darse cuenta de que la presencia que se encontraba detrás de ella, eran nada más y nada menos que, Clara y Camila, quienes habían salido del escondite donde se encontraban.

—¡Oh, por Dios!, ¡Gretta! Me si...