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Capítulo 5

¡No me sentía solo en absoluto! Mi pene estaba a medio camino y subiendo. El muslo de Rita tocaba el mío a través de la ropa. Ella estaba sentada tan cerca de mí como podía sin acostarse en mi regazo.

De repente, puso su vaso en la mesa de café, rodeó mi cuello con sus brazos y me besó directamente...