Read with BonusRead with Bonus

Capítulo 3

—Dios mío, eres preciosa.

Marti se sonrojó y me sonrió genuinamente mientras mis ojos recorrían su figura tonificada. Sus caderas eran increíbles de ver. La única desviación visual era su suave vientre y su lindo ombligo. Sus largas y delgadas piernas se movían hacia su encantador pubis, llamando m...