Read with BonusRead with Bonus

Tres veces besada

– ¡Por favor!…déjala irse…- suplicaba el viejo Thomas.

Los crueles ojos de Eros Dagger miraban con su eterna frialdad al anciano que se dejaba caer derrotado ante sus pies.

– Por supuesto…puedo parar el sufrimiento de tu hija si me lo dices todo…pero debes entender que me has traicionado…y hay un pr...