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CELOS

Capitulo 5

Mordí mi labio, tome la mano de Zeus y sonríe coqueta, me pidió bailar y accedí.

Había química, Zeus era naturalmente seductor, y encantador, hacia bromas que me hacian reír, se expresaba tan bien que me sentía cómoda.

Bueno, aunque yo estaba pendiente de las miradas de Fernando, con Zeus no fue como con los demás.

Me miraba celoso, no prestaba atención a nadie, solo a mi, como si todo lo demás no existiera, solo yo.

Así lo quería tener, sufriendo por lo que nunca iba a permitir que fuera de el, no caería, no me dejaría domar, aunque ya estaba perdida en sus redes.

—¿En qué piensas? —Zeus interrumpió mis pensamientos.

—En que debí ir a Rubí, Pero me imagino que tú serías el decepcionado.

—Nunca, eres más hermosa de lo que imaginé —Zeus se acercó a mi cuello —Preciosa, transpirar sensualidad y eso me vuelve loco.

Me quedé paralizada, podía ver los ojos de Zeus leyendo mi cabeza, deseándole con intensidad.

—Pero no fue, solo somos compañeros de baile ahora.

—¿Lo crees? Tu tienes que ser mi Luna, la madre de mis cachorros, y se que eso pasará.

Mi seguridad se desplomó, Zeus era un lobo un poco intimidante, seductor, seguro, y me quería a su lado.

Quizás porque me quedé sola de pequeña, no tuve una figura paterna y materna, más que una hermana que se quiso deshacer de mi y una Tia que no podía verme seguido.

Pero siempre me sentí sola, por eso quería tener una familia, sentir que yo había recuperado lo que me quitaron, y la propuesta de Zeus me hacia imaginar ese escenario.

Fernando se acercó, me jalo del brazo y me apartó de Zeus con un poco de brusquedad.

—La fiesta ya terminó, le agradezco que viniera en representación de su padre.

El le dió un fuerte apretón de mano mientras miraba a los ojos a Fernando.

—Mi padre quería que siguieramos manteniendo nuestra amistad entre manadas, después de la cancelación del compromiso.

Zeus le sostuvo la mirada, yo estaba en medio de los dos, parada mientras los ancianos y Amelia se acercaban para escuchar la conversación.

—Laura lo pensará, se que ella aún es un poco inmadura Pero si sabe lo que le conviene aceptara su propuesta —Amelia tomo del brazo a Fernando.

Zeus me miró a los ojos

—Eso es lo que espero, Laura es mucho más de lo que esperaba.

—Pero no se casara — Fernando interrumpió celoso.

—¡¿Que dices?! —Amelia levanto la voz —Yo soy la tutora de Laura y soy quien tomo esas decisiones.

—No voy a dejar que la cases con un lobo que aún no es líder de su manada —Fernando tardo un par de minutos antes de dar una excusa.

—¡Basta todos! —grite enojada —No soy una mercancía, también puedo hablar y opinar de mi vida.

Estaba furiosa, me sentí parte de un trueque, yo no era una cosa para que hablarán de mi futuro en mis narices y sin pedir mi opinión.

Zeus tomo mi mano y me dio un beso

—Perdoname, Pero con tu respuesta solo confirmas que eres la loba que quiero, determinada y fuerte.

Sonríe y me sonroje, algo que Fernando noto porque ordenó a todos que se fueran, la fiesta había terminado.

Zeus me prometió venir a verme seguido para conocernos.

Amelia salió a la puerta con los ojos llenos de Lágrimas por la rabia, para despedir a los invitados.

Quise subir a mi habitación, pero Fernando me jalo del brazo y me llevo al estudio.

—No quiero hablar contigo, después de la manera en la que arruinaste todo.

—¡Tu lo arruinaste! ¿Por qué coqueteabas con el?¿Querías darme celos? ¡Perfecto! Lo lograste.

Fernando le dió varios golpes a la mesa

—¿No lo entiendes? Me vuelvo loco si te veo cerca de otro lobo de esa manera.

—¿Que crees que pasa conmigo? Tengo que soportar verte con mi hermana, escucharte como hacen el amor.

De inmediato negó con la cabeza

—Yo no he tocado a Amelia desde que llegaste a esta casa.

En ese momento ví su capacidad de mentir, cualquiera hubiese creído en sus palabras por la seguridad en la que lo decía, pero yo los ví.

—Si claro —dije irónica —Quiero descansar, todo esto ha Sido un verdadero fiasco.

El me jalo del brazo y me puso contra la pared.

—¿Te gusta ese idiota?

—Si —dije seca —Y su propuesta también.

—Sobre mi cadáver te casas con el

Fernando me beso, intenté resistirme, pero que podía hacer, yo me moría por sentir ese fuego de aquel día en el parque.

Empezó a bajar mi vestido y me quedé casi desnuda ante el, solo tenía una tanga para cubrir mi cuerpo.

El me miró con una sonrisa pícara en sus labios, mientras yo estaba nerviosa temblando.

—Eres tan hermosa

—No podemos hacer esto —repeti pero seguía a su merced.

Acepte cada beso que me dió, dejaba que me tocara, disfrutaba de sus caricia, maldita sea, yo queria también que esto pasará.

—Eres mía ¿Lo entiendes? Mi destinada

Acaricio mi mejilla y me miró a los ojos

—No se si es verdad, Pero quiero que lo sea.

—¿Lo quieres? Porque solo seguiré con tu autorización.

Aquella pregunta me dejó en vilo un par de segundos, rompería muchas reglas al aceptar, pero ese deseo me hablaba al oído

—Si, lo quiero

Me beso, me tomo de la cintura y empezó a llevarme hasta un sillón de cuero

Empecéa jadear en su oído, mi cuerpo respondía a él.

Me acosté en el sillón, el empezó a deslizar su dedo índice sobre mi piel, delineando desde mi pecho hasta mi abdomen.

Respiraba agitada, el empezó a darme pequeños besos sobre mis senos.

—Es mi primera vez —tartamudee

—Lo se preciosa, y seré gentil, nunca lastimaria a mi Mate, a la loba que he esperado por tanto.

Coloco sus dedos sobre las dos tiras de mi tanga para bajarla y ver mi intimidad que ya estaba húmeda, pero la puerta sonó.

—¿Fernando estás ahí? —escuche la voz de Amelia que me hizo salir del encantamiento del deseo.

—¡Estoy ocupado! Quiero estar solo —grito

Escuché los pasos de Amelia alejarse, Fernando queria besarme Pero me levanté de inmediato del sillón y agarre mi ropa.

Escuché como el golpeaba los cojines con furia y un poco de algodón salió flotando.

—¿Que pasa? —gruño

—No se si es verdad que soy tu mate, Pero si es así, te suplico que me rechaces

Lo mire a los ojos segura de mis palabras mientras mi cuerpo temblaba poniéndome la ropa.

—¿Que dices? Por supuesto que no lo haré, Yo no quiero rechazarte.

—Entonces nunca tendrás una mate, porque nunca me tendrás, yo no voy a entregarme a ti.

Sali de la habitación, escuché un grito que me llamaba Pero lo ignore, me encerré aún temblando.

Observé una sombra sentado justo en mi cama, lo que me causó miedo

—¿Quien es?

Cuando aquella sombra se levantó de la cama, pude ver qué se trataba de Luciano con una botella en su mano bebiendo grotesco.

—¿Disfrutaste del regalo de mi hermano?

—No se de que hablas, vete, me estás asustando.

Se acercó a mi, me tomo del brazo y sus ojos estaban llenos de lágrimas.

—Estabas con el, los ví en el estudio, le diré todo a Amelia, tu tienes que ser mi esposa.

Luciano me beso a la fuerza, lo empuje

—No se de que hablas, estás borracho.

—No te quiero cerca de Fernando, porqué...

Agarro un cuchillo que deje del lunch de la tarde sobre la mesa y la coloco en su muñeca

—Me mato.

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