Read with BonusRead with Bonus

JUEGO

Capitulo 4

Ese beso empezó a cambiar mi vida, era mi primer beso, Fernando me tenía en sus labios, segui el ritmo, y se que fui torpe, pero mi cuerpo reaccionó a lo que los dos sentíamos.

Bajo los besos al cuello, empecé a gemir , estaba excitada, mucho más que la noche en la que lo vi tocarse pensando en mí.

No se cómo explicar la sensación, pero un calor se apoderó de mí piel, mientras él seguía dejando una marca en mi cuello.

Me beso de nuevo, y esta vez fui un poco más hábil, seguí el ritmo mientras me colgaba de su cuello.

Estaba tan hipnotizada que haría lo que le pidiera, si quería tomarme en ese momento, bajo la lluvia en el bosque, accederia.

Pero la imagen de Amelia llegó a mi cabeza, yo no podía hacerle esto, De inmediato aleje a Fernando y le di una fuerte cachetada.

—¡¿Estas loco?! Yo no soy tu destinada es Amelia.

—¡No es ella! Eres tú, desde que chocamos se que eres lo que he buscado.

Fernando intento besarme de nuevo pero lo esquive, le di un empujón y salí corriendo.

Esta vez no me siguió, y le agradecí a la diosa Luna que no lo hiciera, porque hubiera caído en sus brazos, con la intensidad de ese momento, era débil.

Llegue a casa de la tía Carlota, me dio un abrazo, me dio un te caliente y algo de ropa.

—Quiero vivir contigo , esa casa es un manicomio —menti

Necesitaba poner distancia entre este sentimiento que me estaba quemando, había pasado un día, y por poco me entrego a el, más tiempo en esa casa solo me pondría en una situación que no sabría manejar.

—Yo opino que debes quedarte, Me dijiste que querías descubrir al asesino de tu padre y creo que en esa casa encontrarás las respuestas.

Abrí los ojos y dejé la taza de té a un lado mientras miraba fijamente a mi tía, la certeza de sus palabras me daba más escalofrío que el frío de la lluvia.

—¿Por que dices eso? ¿Sabes algo que yo no sé?

Desde pequeña saber quiénes eran los asesinos de mis padres era una obsesión, ellos no merecían ser asesinados y yo merecía saber quién era el culpable.

—Siempre sospeche de ese maldito de Fernando, la manera en la que manipulo a tu hermana, El debe saber algo.

No sé cómo explicar que mi corazón de inmediato se agito, me negaba a creer que era el, pero todo apuntaba a esa realidad.

—Esta bien, me quedaré en esa casa y lo averiguaré.

Esa noche no quise salir de mi habitación, me quedé en mi cuarto encerrada escuchando música con audífonos, intentando alejarme de todo.

No solo era este sentimiento de deseo había Fernando prohibido, era la incertidumbre de no saber si el estaba jugando conmigo y en realidad era el asesino de mi padre.

Mi loba aún no había despertado, no me decia quien era mi destinado, y quizás el se aprovechaba de eso.

Me quedé dormida, uno de los audífonos se soltó de mi oído, empecé a escuchar un ruido.

Camine por el pasillo oscuro intentando descubrir lo que sonaba, y me acerque a la habitación principal.

La puerta estaba medio abierta, abrí los ojos llenos de sorpresa e indignación.

Amelia estaba desnuda sobre un lobo, obviamente tenía que ser Fernando, gemia muy fuerte, mientras la cama rechinaba y ella lo cabalgaba.

Regrese a mi habitación llena de celos, de frustración y sintiendo que era una tonta, el solo jugaba conmigo, Pero se había metido con la loba equivocada.

En cuanto amaneció baje a la mesa, dispuesta a mandarlo a la mierda, pero no estaba, Amelia servia el desayuno para ella y el imbécil de Luciano.

—Mañana es la cena, ordene varios vestidos para la gala, debes verte acordé.

No quise desayunar, asentí con la cabeza y medio probé la fruta, subí a mi habitación y tome una ducha.

Empecé a medirme los vestidos, uno rojo rubi de brillantes, uno dorado, uno azul.

Debo admitir que Amelia tenía buen gusto para este tipo de eventos, la casa se estaba organizando para el evento del año.

—Se te ve mejor el rojo, Pero yo te prefiero sin nada.

Gire cubriendo con mis manos mi desnudez, Luciano había estado parado en mi puerta que se había quedado medio abierta todo el tiempo.

—¿Estás loco? Vete de aquí, no tienes derecho a espiarme —le recrimine con la voz entrecortada.

—¿A qué juegas preciosa? Puedo olfatear el deseo entre tus piernas y debe ser por mi.

Intento acercarse Pero le di una fuerte cachetada y le grité que se fuera de nuevo o le diría a Fernando.

Él sonrió, se agarró la mejilla sonrojada

—Yo siempre tengo lo que quiero, más tarde que temprano vas a estar gimiendo en mi cama.

—Prefiero morir antes de eso, me das asco

Le dije mientras se iba de mi habitación burlandose irónico.

Tome un poco de aire, calme mis nervios, conocía las estrategias de Luciano y quizás esto lo hacía para alejarme Pero no podia irme, no con las pistas que me dió tía Carlota.

Me quedé encerrada en la habitación, no quise salir después de lo que sucedió, coloque seguro en la puerta y ventanas.

Quería estar sola hasta la fiesta, y en la soledad solo tenía metida en la cabeza la imagen de Fernando y los celos que sentía.

¿El quería jugar este juego? Yo nunca perdía en ninguna partida.

Me coloque el vestido rojo brillante, me solté el cabello y me maquille suave.

Al bajar las escaleras, las miradas de los lobos estaban en mi, podía escuchar como admiraban mi radiante belleza.

—Estas ... Tan ... Hermosa —titubeo Fernando que me miró de arriba a abajo.

No voy a negar que me sentí desnuda delante de él, Pero al verlo tomado de la mano de Amelia, aquella sensación cálida desapareció.

Los lobos solteros empezaron a acercarse, a coquetear descaradamente conmigo.

Fernando no me quitaba los ojos de encima, Pero no note ninguna reacción, es como si no le importara.

Me aleje un momento al jardín, dónde el no dudo en acercarse.

—¿Que te parece la fiesta? Quería que te sintieras cómoda.

—Mucho, además los lobos me persiguen¿No lo notas?

Fernando sonrió mientras bebia un trago

—¿Quieres que sienta celos? Son unos lobos inferiores a mi, te conozco preciosa, nunca serán rivales

Me dió un beso en el hombro y empezó a subir hasta el cuello donde se detuvo

—Fernando, detente, nos puede... Ver...mmm

Me sostuve de su brazo, mientras el seguía dejando una marca con sus labios en mi cuello, jadee y si me excite

—Con ese moretón recuerda que eres mía.

Se alejo dejándome en el jardín temblorosa.

Sali corriendo al baño, mire mi cuello y me dejó un moretón, agarre un poco de maquillaje de mi bolso y lo cubri.

Le di un par de golpes al lavado, no yo no podía ser la ficha del juego.

Baje las escaleras y todos estaban emocionados, había llegado el hijo Alfa de la manada Rubí.

Zeus era un lobo hermoso, realmente fuerte y deseable, sonreí y me acerque coqueta.

—Mi casi futuro esposo, bienvenido.

Zeus me miró con admirac

ión, sus ojos me comían viva

Me tomo de la mano

—Es un placer, Pero aún no renuncio a que seas mi esposa y menos ahora que te conozco.

Previous ChapterNext Chapter