




Capítulo 4: Estoy Perdidamente Enamorado
El teléfono comienza a sonar, Alejandro sin ver la pantalla contesta, pues ya iba un poco retrasado para su cita con Maya para ir a cenar.
—Amor ya voy para allá, te juro…—se justifica antes de escuchar algún reclamó de su parte.
—Lo siento papá, pero no soy la persona que tú crees —abre los ojos al escuchar la voz de su hijo que esta al otro lado de la línea.
—Emilio hijo, lo siento, pensé que era…— escucha una risita en el fondo.
—Ya me imagino, tal vez tu novia —parecía que el destino ya quería que su hijo supiera que estaba feliz con Maya la mujer que lo tenía locamente enamorado.
—Si, no puedo negarlo, pensé que era ella, lo siento por no decirte, pero no sabía cómo tomarías que he iniciado una nueva relación —le dice con pena, sabía que ese tema en particular no debía contarse por teléfono —sin embargo, el tiempo me está diciendo que ella es la mujer de mi vida, con la que quiero estar.
—No tienes que decirme nada, es tu vida y tú te mereces ser feliz después de consagrar tu vida a mí —desde los cinco años que su madre había muerto por culpa del cáncer, su padre siempre había estado en cada momento, había dejado su vida personal y amorosa por él, para que no sufriera ningún maltrato —ya quiero conocer a la mujer que está siendo tu felicidad…
—Pronto, muy pronto, cuéntame ¿Cómo van las cosas en la carrera?
—De maravilla, no sabes la carrera es mejor de lo que pensé —soltó un suave suspiro que no pasó desapercibido para Alejandro.
—Me alegra que te guste tu carrera, pero no creo que ese suspiro sea por eso —Emilio dejo salir una carcajada, aparte de ser su padre, él era su amigo, en quien podía confiar —creo que me enamoré a primera vista…
—Si es maravilloso ver a esa persona y saber que ella es la mujer de tu vida, con la que quieres vivir todos los días de tu vida —contesto Alejandro al pensar en Maya, ella no abandonaba sus pensamientos, ni su cuerpo —quiero saber todo, es de tu misma carrera, va en tu salón, cuéntame
—No es de mi misma carrera, ni siquiera va en la misma universidad, recuerdas que estoy tomando un curso de arte extra curricular… —Emilio le contó como fue cuando la vio entrar al salón, la sensación que sintió cuando ella lo miró a los ojos —papá, ¿es algo malo que me haya enamorado de una mujer que yo? —la pregunta lo saca de onda.
—Emilio estás enamorado de una mujer mayor que tú —a través de la línea escucha una sonrisa nerviosa.
—No es por mucho, unos cinco o seis años, pero si la vieras parece un ángel, nunca antes había visto a una mujer como ella… —dijo Emilio con una emoción que atravesaba el teléfono.
—Hijo si debe ser hermosa, pero ¿no te haz puesto a pensar que ella está en una relación con alguien? —le preguntó preocupado, no quería que su hijo tuviera problemas a causa de un amor imposible.
—No me importa, soy tan hombre como cualquiera y estoy seguro que seré capaz de quitársela a ese viejo —dice Emilio con empuje, Alejandro se siente un poco inseguro, sería posible que pudiera un hombre más joven quitarle a Maya —porque supe que ella esta con un hombre que puede ser su padre y un hombre como él no puede satisfacerla como un hombre joven como yo, no crees…
—Hijo no puedes decir eso…
—Papá lo siento me tengo que ir, ya llegaron mis compañeros para hacer un trabajo, te llame para decirte que este fin de semana iré de paseo con unos amigos, y contarte lo que me paso esta tarde —dijo Emilio con una felicidad —veras que pronto conocerás a la futura madre de mis hijos, porque ella será para mi…
—Emilio por Dios, ve con cuidado, no quiero que salgas lastimado, ni que te metas en problemas…
—No te preocupes, no lo haré, pero buscaré una oportunidad para acercarme a ella de nuevo, coy a conquistarla —dijo Emilio con determinación —deséame suerte y te deseo que sigas así de feliz con tu novia y que pronto pueda conocerla.
—Espero sea muy pronto, pienso organizar una comida el próximo fin de semana…—menciona Alejandro, se despiden con mucho afecto, al terminar la llamada, se queda pensando en su hijo, ese niño que fue su motor de vida.
Continua con su trabajo, quiere terminar lo antes posible para ir por Maya e ir a cenar, la necesita para relajarse después de un día de duro trabajo. Desea probar sus labios, estar entre sus brazos mientras siente su calor.
De pronto una voz femenina interrumpe sus pensamientos.
—Alex tienes que viajar, tienes que lograr la firma del contrato con los españoles —mira los ojos cafés claros, su rostro es redondo, y facciones bonitas, a pesar de las insinuaciones de su parte nunca la había visto como algo más.
—Muy bien Merlina, reserva un boleto para mañana a primera hora —pero ella niega con la cabeza al escucharlo.
—No puede ser para mañana, me informaron que la empresa rival quiere quitarte ese contrato, así que reserve el viaje para esta misma noche tenemos que estar a primera hora —dice con una amplia sonrisa —así que nuestro vuelo sale en cuatro horas, tiempo justo para que vayas por tu maleta y nos veamos en el aeropuerto.
—¿Tú vas a ir conmigo? —preguntó Alejandro con molestia…
—Si, que pensabas que como tu asistente no voy a ir —contesta Merlina con una sonrisa —ya cancelé tus citas de los próximos días, menos la de hoy —lo último lo dijo con desprecio —quieres que llame a la señorita Zavala.
—No, de eso me encargo yo, organiza los papeles que vamos a necesitar mientras yo la llamó —antes de comenzar a teclear el número de Maya, mira a Merlina que están a un lado de él —¿Cuántos días hiciste la reservación? —ella levanta los hombros.
—Para dos, eres tan bueno que vamos a ganar ese contrato en unas horas, después nos podemos quedar un poco más para no sé conocernos como algo más —con descaro ella posa su mano sobre su pierna y la sube muy despacio, eso lo hace sentir incomodó y para no ser grosero se aleja de ella.
—Merlina no vuelvas hacer esto, yo tengo una relación —dijo con determinación Alejandro, sale de la oficina molesto por la actitud de Merlina, respira un poco antes de llamar a Maya.
—Mi amor ya vas a llegar, no sabes cuanto deseo estar contigo —responde Maya al instante que contesta.
—Amor lo siento, no podré llegar, me salió un viaje de improviso —dice Alejandro con pesar…
—Pero puedes venir a mi departamento a despedirte de mí —contesta con una voz seductora Maya, Alejandro se muerde el labio deseando poder decirle que sí, pero Merlina ya tenía los boletos y no podía perder ese contrato con los españoles.
—Alejandro el vuelo sale en cuatro horas, corre a listarte para irnos juntos…—Maya escucha a través de la llamada la voz esa mujer…
—Ya sé, me permites, ya escuchaste mi amor —dice con pesar Alejandro —tengo que salir esta misma noche, la inversión de esos españoles es importante para el proyecto
—Y por lo que veo no vas solo —dice Maya que siente como un nuevo sentimiento carcome su interior —va Merlina contigo.
—Si, sabes que ella a veces me acompaña —replica Alejandro con un poco de gusto al percibir que Maya tenía celos.
—Si, es tu asistente, pero sabes que quiere algo más —responde Maya molesta.
—No te pongas celosa, ella no significa nada para mi…
—Yo no estoy celosa, si los tuviera significaría algo que no siento —habló con frialdad, al escuchar el silencio en la línea supo que sus palabras habían herido a Alejandro —lo siento, sabes que soy sincera…
—Si, pero hay veces que tus palabras hieren —replicó Alejandro con cierto dolor —me tengo que ir, cuando regrese del viaje hablamos…