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Capítulo 48 - Todos tenemos problemas

El alma me dolía, sé que no estaba bien, pero deseaba tanto un abrazo y él se negaba a dármelo. Mireya, no sé si llegó en el mejor o peor momento, se sentó a mi lado.

—No tengas celos por mí, —la miré—. Solo somos amigos con sexo ocasional. Te confieso que es sexo pagado. —hizo un gesto de incom...