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Engaño

JM uno de los guardias de la mansión Attaway llamo de inmediato a la señora Georgina para informarle lo que acaba de suceder con el profesor, Steve.

—¿Cómo que se cayó a la piscina? Es que acaso nadie lo estaba cuidando... ¿Pero está bien? … voy para allá de inmediato.

Estaba tan apresurada que no era capaz de encontrar su bolsa aunque se encontrara colgando en el perchero. Michael la nota exasperada

—Llévame a la mansión

—¿Que te pasa?, no te das cuenta, es perfecto, si ya lo intento una vez podria volver a intentarlo de nuevo.

—Basta con eso, no te atrevas a hacer daño —le advirtió. —ahora llévame a la mansión rápido.

Noa noto el interés  que tenía por su cuerpo, la mirada curiosa que bajaba sobre su blusa.

Su cuerpo reaccionó a una caricia invisible, estaba a punto de elevarse. Jalo a Noa la sujeto de la nuca y la miro aún más de cerca.

Tomos sus labios la sujeto de la cintura y con las pocas fuerzas de la mitad superior de su cuerpo la trajo y recostó en la cama.

Noa sonrió mientras sentía los besos y las manos de Adriel disfrutando de su cuerpo, entrando bajo su ropa y acariciado la aterciopelad piel.

Él tenía ganas de ella desde la misma tarde de hace tres semanas, cuánto lucho por no buscarla y sucumbir, pero esa palomita había venido a él con esa desfachatada dulzura.

Adriel sin demoras y con el deseo ardiendo en su entre pierna busco la manera de saciar sus deseos, sus instintos, y de satisfacer sus deseos de venganza.

Disfruto suavemente de Noa, en su cama, bajo el techo que su abuelo le había heredado, dónde había estado con Gina. Movió sus piernas con sus manos acomodándose sobre ella.

Noa se endureció como una palanca de metal curvando su espalda al sentir la dura barra caliente entrar en ella, se aferró a la espalda de Adriel al sentir su ausencia y su suave embestida profunda de nuevo, ella gimió, mientras la cara de Adriel se hundía entre sus pechos, y sus ansiosas manos la sujetaban de la cadera hundiendo su dedos para explorar completamente en su delicioso interior.

Debía reconocer que las sensaciones que esa chiquilla provocaba en su cuerpo eran fuegos artificiales explotando en su mente, y que nunca por mas noches enteras en las que pasara revolcándose con Gina lograba satisfacerlo tanto como Noa lo hacía.

Le hizo suya impulsado por el deseo sofocante que le provocaba pero también por la satisfacción de pagarle con la misma moneda a su esposa Georgina.

Adriel se quedó recostado medio boca abajo, no se sentia orgullos de sus actos, era un maldito desgraciado, una escoria, un enfermo que no debió permitirse llegar tan lejos, su venganza no tenia por que involucrar a nadie, podria terminar lastimando a una joven inocente.

Ella paseaba sus manos sobre su cabello, cubriendo su cuerpo con las sábanas, cualquiera podria entrar en la habitación y era algo que no parecía importarle, la conexión entre sus cuerpo era tan profunda, que aun en contra de sus principios se entregaba a aun hombre casado.

Noa podía leer sus besos y sus caricias, lo que hacia brotar en su profesor no era un vano deseo, era una mor inocente y profundo.

O eso era lo que quería creer.

—¡Vístete y vete! —cuando todo el fuego la pasión y el júbilo se apagaron, llegaron los remordimientos, Noa se levantó sentándose en la cama sus manos sostenían la sabana, entendía su insensibilidad aunque no compartia su rechazo.—Ya tomé lo que quería de ti, es mejor que te vallas antes de que alguien entre y por favor no vuelvas Noa, por favor vete.

—Adriel tengo algo que decirte…

—Profesor Attaway, no eres nadie para tener esa confianza conmigo, no te lo he permitido —bajo de la cama y se colocó los pantalones deportivos, mientras buscaba la camiseta, no estaba segura donde había quedado.

—Profesor Attaway, mañana volveré de nuevo…

—No, que no entiendes que no te quiero volver a ver, me servirte par vengarme de mi esposa, entiendes, no me importas… no me interesa lo que sientas por mi solo vete….

Vio la camiseta bajo la almohada, se acerco para tomarla.

Charlie toco la puerta de la habitación al escuchar sus gritos.

—Steve todo está bien…  —se enmudeció al ver la posición de Steve, y ver como la joven se apresuraba en colocarse la camiseta. .

—Todo está perfecto, Charlie pasa por favor —se empujó hacia atrás, con sus brazos tenía para moverse al menos solo en la cama, se recargo sobre la cabecera—Dime que puedo hacer por ti —Noa huyo con la cabeza agachada tomando su bolsa

—Qué esta pasando Steve—pregunto apuntando con su dedo hacia afuera.

—Que sucedió de que…

—No me ha negar lo que acabas de hacer …

—No te incumbe Charlie —lo detuvo antes d que pudiera externar sus sospechas —, dime que es lo que sucede con la textilera.

No imaginaba a Steve como un hombre infiel, ahora parecía comprender las expresiones de congoja de Gina, ella estaba dolida. Y llena de dignidad.

—No vengo a hablarte de eso, solo vengo a visitar a un amigo… ¿Como te siente?

—¿Como me veo? Como un estorbo, un mueble, debí morirme en ese accidente daría la libertad a Gina para que fuera feliz con…

—Steve ¿Te encuentras bien —Gina interrumpió en la habitación sin anunciarse como un remolino cargando de congoja sin percatarse que tenía compañía —dime estas herido, debieron llevarte a la clínica, como es que caíste a la piscina… ella lo revisaba buscando golpes o rasguños

Su actitud era sencilla y genuina, sorprendiendo gratamente a Charlie.

—Basta, Basta deja de fingir, no te queda. —no pensaba menos que se trataba de una loca hipócrita le aparto las manos —que es este numerito, ya olvidaste lo que me dijiste antes de salir de casa esta mañana.

—Vendré en otro momento Steve —Gina se cógelo al darse cuenta quine se encontraba con él— creo que ahora necesitas estar con tu esposa, señora Attaway estoy a su entero servicio, cuando necesite la asesorare con los divorcio

El joven abogado salió sin decir más palabra.

Gina siguió detrás de él.

—Señor Ward,—le hablo bajo sobre el pasillo — ¿qué es lo que hablo con mi esposo?

—No le mencione nada sobre el tema que tratamos, pero si desea continuar con el divorcio… puede contar conmigo, estoy de su lado.

Gina quedo intrigada de saber que habia colocado al mejor amigo de su esposo en su contra.

—Dígame cual es el motivo de su cambio. ¿Qué es lo que sucedió?

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