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No te vayas nunca

Todavía no tengo muy claro cómo es que he llegado al hotel con mi vestido puesto. Las tres calles que separaban al restaurante del hotel han sido testigos de besos apasionados y de caricias no aptas para ser dadas en las calles de Capri. Agradezco al cielo que aquí no hayan paparazis y que no sepan ...