




CASUALIDADES
[KEIRA]
De los muchos escenarios que pude recrear en mi mente que ocurrirían esta noche, este definitivamente es el que menos pensé que pasaría, ¿Cuáles eran las posibilidades de que la ya casi esposa de Mauricio, fuera la exnovia de mi “falso novio”? la respuesta debería ser cero, pero no, las cosas no son así, al parecer teníamos todos los números ganadores de este juego y cantamos “bingo” en la sala.
—Dane— digo bajito cuando al parecer él está más afectado que yo con toda esta situación.
—Esto es imposible, se casa…— comenta tal y como si fuera un zombi que no es consciente ni siquiera de donde está parado.
«Genial, ¿no se suponía que él estaba aquí para apoyarme a mí? ¿desde cuándo se invirtieron los papeles? ah… si, desde que descubrió que su ex y mi ex están a punto de dar el “si” y unir sus vidas para siempre»
—Dane, ¿acaso no la sigues en las redes sociales? ¿Cómo es que no te enteraste de que se casaba? — le pregunto en un susurro mientras que de fondo el cura dice algo de la fidelidad y no sé qué tantas otras cosas que de seguro ellos dos olvidaran a las horas de estar casados.
—Me bloqueo de todas partes, ¿de acuerdo? — me responde finalmente mirándome fijamente con esos ojos grises profundos que deberían ser fotografiados.
—¿Acaso la acosabas? — me atrevo a preguntar y niega.
—Solo quería recuperarla…— explica y esto suena grave.
—¿Y eso significa? — cuestiono —¿Qué fue lo que hiciste? — insisto.
—Flores, chocolates, ya sabes, nada que pueda competir con viajes alrededor del mundo—. responde y mi preocupación crece a cada minuto.
—¿Mariachis? — pregunto y asiente.
—¡No! ¡Mariachis no! — digo en un grito que se transforma en un susurro para que los invitados no me quieran matar —¿cantaste con ellos? — continuo y asiente haciéndome saber que ha seguido los pasos del manual de loosers volumen uno —ustedes los hombres no entienden nada—. me quejo.
—¿Nada de qué? — me pregunta mirándome fijamente tal y como si estuviera loca.
—De como recuperar una mujer que te deja por otro—. respondo sin dudar y los invitados diciendo no sé qué rezo, hacen que nuestra conversación quede confundida entre sus voces.
—Claro, porque tú tienes tu doctorado en como recuperar hombres que te dejan por otra—. me responde a modo sarcástico.
—Puede que no, pero te aseguro que no lo llame ebria ni me senté frente a la televisión a comer un kilo de helado mientras lloraba como una estúpida—. rebato plantándome firme ante su acusación.
—¿Y qué es lo que has hecho? ¿Le pediste al jefe de seguridad de tu padre que casi muere que convenciera a su hijo para hacerse pasar por tu novio? — responde irónico y yo simplemente decido callarlo tapando su boca con mi mano.
—¡Cállate! ¡¿quieres que todos nos escuchen? ¿o qué?! — le reclamo y su mirada es de reprobación absoluta —escúchame, ¿quieres que Salma se arrepienta toda su vida de haberse casado con Mauricio? — le pregunto cuando me doy cuenta de que los flamantes novios están intercambiando sus anillos.
—Si, quiero que se divorcie de ese imbécil y regrese conmigo—. me responde sin dudarlo un momento.
—Bueno, yo quiero que ese imbécil se dé cuenta de su error y se quede solo, créeme que aún no estoy muy clara en sí quiero volver con él o no, pero eso ahora no importa, lo que importa en estos momentos, es que debemos ser muy inteligentes—. le digo tal y como si esto se tratara de un negocio.
—¿De qué hablas? — pregunta un poco confundido y no lo culpo, en estos momentos debo estar pareciendo una desquiciada.
—De una alianza estratégica—. respondo firme.
—¿Una qué? — cuestiona y sonrió.
—Ya sabes, un acuerdo entre tú y yo con el fin de lograr un objetivo en común, en este caso sería que esos dos se divorcien y regresen a nosotros o lo que queramos hacer con ellos después…— explico.
—¿Y cómo es que tú y yo podríamos tener un acuerdo? ¿Qué es lo que haremos para que eso ocurra? — me pregunta con gran interés y en estos instantes me doy cuenta de que mi negociación comienza a surgir efecto.
Sonrió triunfal —muy fácil Dane, fingiremos ser novios, perdón, fingiremos ser la pareja más enamorada, apasionada y perfecta de todas, les haremos ver lo que se han perdido—. declaro.
—Aha en su fiesta de casamiento—. comenta incrédulo cuando los aplausos nos hacen saber que ya han sido declarados marido y mujer.
—Te equivocas, aunque tú no lo creas, a mí me toca seguir viendo a ese idiota y es que sí, es uno de los proveedores de los hoteles de mi familia y generalmente está invitado a eventos, reuniones y demás cosas. En pocas palabras, no faltara ocasión para que tenga que cruzarme con él y la ahora su flamante esposa, pero ¿Qué crees? Si tú aceptas este trato, tu estarás invitado como mi novio, y si decides llevar esto un poco más lejos, mi falso prometido. ¿Qué dices? ¿nos vengamos de este par? O en tu caso… ¿te animas a intentar recuperarla, pero sin usar el manual de looser volumen uno? — le propongo y jamás en mi vida pensé que llegaría a hacer una propuesta semejante, pero es ver a Mauricio junto a ella paseándose por el pasillo de esta catedral como dos enamorados de esos cursis que aparecen en las películas más melosas de Hollywood, y sentir que realmente quiero hacer que se arrepienta de todo.
—Nunca pensé que llegaría a hacer una cosa así—. comenta y sonrió.
—¿Es un sí? — pregunto y asiente.
—Es un sí, y toca empezar ya mismo—. me responde y sin que yo me lo espere, él me hace girar hasta que quedo dándole la espalda y me abraza contra su cuerpo colocando sus manos sobre mi abdomen y me besa el cuello mientras que miramos al pasillo, los tortolitos van pasándose frente a nosotros, y ver la manera que nos observan sin entender absolutamente nada, me hace comprender que es lo que Dane buscaba.
—Muy buena jugada Dane, eso sí, vamos a tener que hablar de algunos límites—. comento bajito y sonrió para mantener mi pose.
—Definitivamente necesitaremos reglas, pero por esta noche, nos toca improvisar, ¿te parece si nos hacemos los superados y vamos detrás de los invitados a tomarnos fotos con una enorme sonrisa en nuestros rostros dejando saber lo increíble que estuvo la boda? — me propone y rio al darme cuenta de que el aprendiz tal vez no era tan lento como yo llegue a pensar.
—Muy bien, me parece una excelente idea—. respondo y como todo un caballero, él toma mi mano haciendo que levante mi brazo y gire en mi propio eje provocando que la falda de mi vestido se mueva con el movimiento —¿Qué fue eso? — pregunto entre risas cuando vuelvo a mi centro.
—Luciendo a mi novia como todo un enamorado—. contesta y me guiña un ojo para después hacer que caminemos, y así salir de aquí rumbo al lobby de la catedral donde están todos felicitando a los novios.
—¿Novios o prometidos? — pregunto cuando nos vamos acercando a Mauricio y Salma.
—Novios, dejemos esa carta para el momento indicado—. me responde y me doy cuenta de que va entendiendo de que va este juego de ajedrez donde cada pieza debe moverse estratégicamente para evitar perder. No voy a negar que me duele ver a Mauricio con ese esmoquin que tantas veces imagine que utilizaría el día de nuestra boda, pero me niego a ser la típica ex patética que le forma una escena de celos llena de resentimiento, decidí hacerlo ver lo que se perdió y no pienso detenerme hasta lograr mi objetivo.
A cada paso que damos, nos acercamos más a ellos y de repente mis ojos hacen contacto directo con los suyos café y conociéndolo como lo hago, sé que no saber que hacer, ni mucho menos que decir —no se te ocurra soltarme— le susurro a Dane y él en respuesta, aprieta un poco más mi mano.
—Felicidades a los novios— dice pronunciando las palabras que aún no son capaces de salir de mi garganta y para mi sorpresa, saluda con dos besos a Salma, quien claramente no entiende nada de lo que sucede aquí.
—Gracias, pero… ¿Cómo? Es que no entiendo— intenta decir y los nervios la delatan.
Veo una sonrisa triunfal dibujada en el rostro de Dane y sé que es fingida a pesar de que no lo conozco demasiado —Yo tampoco sabía que te casabas, mi novia me invito a acompañarla a esta boda, pero jamás imagine que tú serías quien se iba a casar—. explica como si esto no le importara, y me mira fijamente para después mover un mechón de mi cabello con sus dedos.
—¿Tú y Keira?— intercede Mauricio algo confundió.
Dane comportándose como todo un hombre que está seguro de sí mismo, extiende su mano ofreciéndosela a mi ex —un gusto, Dane Bautista— se presenta y sin más remedio que aceptar este gesto, Mauricio estrecha su mano.
—Mauricio Rinaldi— responde con una sonrisa que ya no sé si es falsa o verdadera —y perdón que te lo pregunte, pero ¿tú de donde conoces a mi esposa? — cuestiona y sinceramente ya comienzo a dudar de que realmente él no sepa del pasado de su flamante esposa.
—¿No le hablaste de mí? — le pregunta Dane a Salma y ella algo tímida niega «¿de verdad no le hablo de su exnovio?» me pregunto mientras observo esta escena.
—Cariño, tenemos otros invitados que saludar y el fotógrafo nos espera— indica ella y prácticamente lo jala del brazo para que se alejen.
—Hablamos después en la fiesta— nos dice Mauricio y no entiendo cómo puede actuar tan naturalmente como si yo no hubiera significado absolutamente nada en su vida.
—¿De verdad crees que no le hablo acerca de mí? — me pregunta Dane cuando ellos dos se alejan.
Sinceramente no sé qué responderle y es que siento que el hombre que creía conocer, dejo de existir para convertirse en esto que ni siquiera sé muy bien lo que es —no lo sé, yo solo puedo decirte que me siento como si hubiera perdido mi tiempo en los tres años que estuve con él, ¿Cómo puede ser que actúe de esta manera? Es que no lo entiendo, ¿Qué fui en su vida? — pregunto a la nada.
—Tampoco sé que responderte, ha sido tan extraño como inentendible—. comenta y creo que esa es la palabra correcta, “inentendible” —¿te parece mejor si seguimos con esto y vamos a la fiesta? — propone y asiento.
—Vamos, te juro que ahora más que nunca quiero que él pague por lo que me hizo—. digo al límite de mi enfado.
—Lo voy a hacer ver lo que se perdió, tú no te preocupes—. me asegura con un tono de advertencia que de fondo deja ver que al igual que yo con Mauricio, él quiere vengarse de ella.
—Y yo hare que ella se sienta mucho más incómoda al verte, pero no al punto de que piense que has venido a acosarla a su boda, sino de que vea que tú eras el hombre de su vida—. comento muy segura y me mira con una enorme sonrisa tatuada en su rostro.
—Que comience el espectáculo entonces. Nos rogaran para volver con ellos, ya verás—. responde firme y es esta la actitud que esperaba que él tuviera y no la actitud de looser que tuvo en su intento por recuperarla antes.
—Que comience el espectáculo—. repito y lo tomo de la mano con un poco más de seguridad para así salir de aquí y comenzar la fase dos de este plan.