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Capítulo 43

Alexander se sentó en su coche, que tenía aparcado a unas manzanas de la cafetería de la que acababa de salir. No pudo evitar que las lágrimas terminaran de resbalar por sus mejillas. Su corazón latía muy rápido mientras se aferraba con fuerza al volante. Estaba enfadado. Estaba roto y devastado al ...