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CAPÍTULO 61

—Señorita Sibel… —ella se giró en el momento.

Estaba descalza en el jardín, de cierta manera despidiéndose de la comodidad de la mansión, cuando Sora se detuvo frente a ella.

—El jefe… me pidió que la llevara… a donde usted quisiera… —el nudo se le hizo muy grueso en la garganta—. ¿Tiene las cosas...